La Embajada de los EEUU creyó ver canales de comunicación entre el ex mandatario de Colombia y las FARC. Los documentos también evidencian la relación que mantiene el grupo guerrillero con Venezuela y su líder, Hugo Chávez

En un cable revelado por WikiLeaks, se evalúa si en medio de los incidentes que provocaron las FARC en los últimos meses del mandato de Álvaro Uribe, éste ha intentado establecer un diálogo directo con la guerrilla.

Una nota del diario El País publica la seguidilla de documentos diplomáticos entre los funcionarios.

El 5 de enero de 2010, Frank Pearl, comisionado para la Paz del Gobierno de Colombia, le confía al embajador estadounidense William Brownfield que ha desarrollado "canales de comunicación" con las FARC para "generar un clima de confianza y preparar unas hojas de ruta" que conduzcan al final de la violencia.

Según Pearl, la desaparición de dos líderes históricos de las FARC (el octogenario fundador, Manuel Marulanda, "Tirofijo", fallecido por causas naturales en mayo de 2008, y Raúl Reyes, el número dos, muerto en el bombardeo de su campamento en suelo ecuatoriano tres meses antes) ha permitido un reemplazo "más educado, intelectual y al corriente del contexto internacional".

Este nuevo cable se refiere a Alfonso Cano, nuevo jefe de las FARC, y a su mano derecha, Pablo Catatumbo. Un mes más tarde, el 4 de febrero, Pearl comunica a la Embajada que unos intermediarios "están organizando un encuentro en Suecia entre representantes del Gobierno y de las FARC".

El entonces presidente Uribe, por su parte, se mostraba un poco más desconfiado. Para esas mismas fechas se reúne con James Steinberg, vicesecretario de Estado norteamericano y primer alto funcionario de la Administración Obama que visita Bogotá.

En un despacho del 9 de febrero de 2010, Uribe explica que quiere poner fin al conflicto armado mediante la desmovilización de los guerrilleros y los programas sociales, pero que las Fuerzas Armadas nunca negociarán mientras disfruten "de un refugio seguro en Venezuela y de la fuente de riqueza del tráfico de drogas".

El narcotráfico les garantiza la autosuficiencia y el apoyo de Hugo Chávez "ha frustrado los avances militares". Entonces, Uribe pide a Steinberg que compartan inteligencia sobre "los grupos terroristas colombianos que se esconden en Venezuela" y que no reduzcan su apoyo. "Esta batalla se puede ganar".

Los cables llegan hasta febrero de 2010, pero los hechos posteriores confirmarían el pesimismo de Uribe. En abril, las FARC destapan las cartas de Pearl y rechazan en un comunicado un encuentro "en el extranjero" a cuatro meses del cambio del gobierno.

Sin embargo, esta no era la primera vez que el gobierno de Uribe intentaba un contacto directo con Alfonso Cano. El 11 de julio de 2008, días después del rescate de Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes, el comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, anuncia al embajador estadounidense que se han contactado con Cano para ofrecerle "una salida digna" a través de la negociación.

Por su parte, Restrepo explica a Brownfield que uno de los grandes obstáculos es el carácter del nuevo jefe de las FARC, Alfonso Cano, ya que "intenta consolidar su poder", y su "enfoque leninista" de la política le hace concebir las negociaciones como algo "puramente táctico".

Otras fuentes consultadas por la Embajada confirman este perfil. "Cano está entregado a todas las formas de lucha", explica un político de la izquierda que conoce al jefe de las FARC. "E intentará estrechar lazos con Venezuela".

Por otra parte, los ordenadores incautados a Raúl Reyes el 1º de marzo de 2008 evidenciaron a Hugo Chávez y revelaron el apoyo financiero y armamentístico que su gobierno prestaba a las FARC. El presidente venezolano termina tomando distancia en público.